Sus restos se encuentran en la Plaza de las Aulas y datan del siglo XIV. El origen de la actual ciudad de Castelló de la Plana se encuentra en las proximidades del Monte de la Magdalena. Conquistado su término en el año 1233, durante el siglo XIII el lugar fue dado a miembros de la alta nobleza que no consolidarían el señorío. En el año 1239 se le concedió carta puebla y la población se fue asentando en las tierras más fértiles de la llanura, en torno a la alquería de Benirabe. En el año 1297 Jaime II recuperó el lugar para la Corona. A finales del siglo XIV la población fue refortificada y artillada.
Participó activamente en la Guerra de las Germanías a favor de los sublevados, por lo que tras su derrota a manos del duque de Segorbe la ciudad fue saqueada y sus cabecillas ajusticiados.
Durante la Guerra de Sucesión mantuvo la causa del archiduque Carlos. Hasta esa fecha hay constancia de que Castelló estaba amurallada, pero tras la derrota de Almansa el duque de Berwick exigió el derribo de las fortificaciones.
En el transcurso de la Guerra de la Independencia Castelló fue escenario de numerosas acciones de armas. Tomada por el mariscal Suchet, los franceses permanecieron en ella hasta 1814, a pesar del hostigamiento del guerrillero franciscano apodado ‘El Frare’. Durante las Guerras Carlistas se mantuvo fiel a Isabel II, por lo que fue sitiada en repetidas ocasiones por las tropas del general Cabrera.
Los vestigios de la torre dels Alçaments se hallan actualmente en un aula-museo subterráneo, con acceso por la plaza de las Aulas. Fue descubierta recientemente, y constituye el único vestigio significativos de la fortificación medieval de la ciudad. La sección de torre conservada corresponde a la base de uno de los portales del recinto amurallado de Castelló.